
En otros tiempos animada por el transporte fluvial, la primera bastida inglesa del Périgord ha conservado su vocación de ciudad mercantil y de parada entre Bergerac y Sarlat.
Bordeada por el Dordoña, ofrece varias rutas de senderismo y hermosos paseos por los caminos de sirga, caminando o en bicicleta.
Vaya a observar los cisnes en el Dordoña o suba a la capilla St-Front, desde donde dispondrá de una panorámica de la ciudad, desde arriba.
Deje que le cuenten la Leyenda del Coulobre, ese dragón escondido en el lecho del río..., ce dragon caché dans le lit de la rivière…

El mercado, una institución...
Desde hace más de 700 años, los jueves por la mañana, la pequeña ciudad entera se anima, los comerciantes desempaquetan sus mercancías y las calles se llenan de colores y fragancias. Con los primeros rayos del sol, las personas asiduas deambulan entre los puestos, conversan con los comerciantes y los habitantes, etc. Poco a poco, el mercado va ganando amplitud, la animación aumenta, el sol se eleva y calienta las callejuelas...
El mercado se extiende desde el ayuntamiento hasta la plaza central de la bastida. En él, podrá encontrar alimentos y otros productos.
El canal lateral al Dordoña
Para facilitar la navegación por el Dordoña, principal eje de comunicación del Périgord meridional desde la Alta Edad Media, el canal de Lalinde se excavó desde 1838 hasta 1843, entre Mauzac y Tuilières. A lo largo de él, se construyeron esclusas, estanques, acueductos y casas de los encargados de las esclusas.
No obstante, con la llegada del ferrocarril y de las carreteras, el transporte de mercancías por vía fluvial disminuyó y el canal cayó en desuso.
Hoy en día, está en proceso de valorización. Es un lugar de pesca y de paseo muy apreciado.
Disfrute de los 15 km de camino de sirga para descubrir esta obra maestra de la ingeniería civil, en un entorno de verdor.