Un poco de historia...
Encaramado en una bonita colina (Mont Basilius), domina con orgullo el valle del Dordoña y la ciudad de Bergerac. Concentra unas riquezas patrimoniales que permiten satisfacer al visitante más curioso.
Los monjes fueron los primeros en cultivar la vid en estas pendientes soleadas. La leyenda cuenta que, al olvidarse de vendimiar la uva en el momento preciso, permitieron al «Botrytis Cinerea» desarrollarse en ella, dando origen así al vino licoroso de Monbazillac, cuya reputación trasciende con creces nuestras fronteras.
El castillo de Monbazillac, propiedad de la bodega cooperativa del mismo nombre, es sin duda su elemento más destacado, pero las laderas vitícolas que se extienden hasta perderse de vista, en todas las direcciones, constituyen una invitación irresistible al senderismo o al paseo en bicicleta.
Monbazillac hoy
En el centro del burgo, no olvide visitar la Maison du Tourisme et du Vin (casa del turismo y del vino). Animada por la flor y nata de los viticultores de Monbazillac, le revelará todo el misterio que se esconde detrás del delicioso néctar. Las extraordinarias vistas desde la azotea merecen una mención especial.
A dos pasos o no mucho más lejos, tampoco faltan los buenos restaurantes para degustar la gran tradición culinaria del País de Bergerac.
En plena temporada, las tardes de domingo dan lugar a un extraordinario mercado gastronómico que se ha convertido en un imperativo en toda la región.
Para los amantes de la bicicleta un poco deportiva, el pueblo de Monbazillac goza de una gran reputación y el paso del Tour de Francia ha potenciado este nuevo componente de su notoriedad.
Lo esencial
El oro del Périgord
LA CASA DEL TURISMO Y DEL VINO
No hay secretos para ti.
¡Un sitio y una bodega!
Conozca a los viticultores
Local para el placer del paladar