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En las narices de Cyrano

En Bergerac, todos los caminos llegan a Cyrano. En lo que das un paseo por el barrio histórico, seguro que te topas "con las narices" de una de sus dos estatuas.

¿Y ahora qué? ¿Lo desafiamos y nos metemos con su apéndice nasal? Bueno... pero "sois poco inteligente, jovenzuelo. Pueden decirse muchas más cosas sobre mi nariz variando el tono". Mejor sigue los consejos de este personaje con una gallardía sin igual.

 

Cuando Cyrano te sugiera "tener buen ojo", aprovecha para descubrir hasta los detalles más desconocidos de Bergerac. Tomemos como ejemplo el claustro de Les Récollets, un magnífico conjunto del siglo XVI. O incluso las soberbias Place de la Mirpe, Place Pélissière o Place du Feu. Sin olvidar las callejuelas que esconden mil y un detalles arquitectónicos.

 

Si te dice: "Si tuvieras un poco de letras e ingenio...", ¡entonces en marcha! Rumbo a los 2 museos de la ciudad (Tabac y Costi) para perfeccionar tus conocimientos sobre la historia del tabaco y sobre el universo de Costi (escultor griego).

 

Si Cyrano te propusiera: "'¡Pardiez!, ¿solo piensas en comer?". Tú le tendrías que responder: "¡Desde luego que sí, la gastronomía es la reina aquí! Además, me dispongo a deleitarme con algunas exquisiteces y a degustar los deliciosos vinos de Bergerac-Duras en Quai Cyrano".

 

Y por último, si Cyrano expresa "la verde suavidad de las tardes en el Dordoña", es que ha llegado el momento de embarcar en una gabarra o tomar la vía verde a pie o en bici para recorrer "el río Esperanza".