Sitio oficial del turismo en Pays de Bergerac - Vignoble et Bastides - Dordogne - Périgord

El río Dordogne

Deje que le hable del que me ha acompañado siempre y me ha permitido desarrollarme con armonía, proporcionándome todo lo que he necesitado para atravesar los siglos.

El río Dordogne,... ¡mucho más que un río!  El río Dordogne es el quinto río más largo de Francia, con 483 km. Nace a los pies del Pico de Sancy y se une a las turbulentas aguas del Garona en la lengua de tierra de Ambès, para formar el estuario de Gironda.


Desde el punto de vista del entorno y las especies, la cuenca de la Dordogne presenta un patrimonio rico, diversificado y especialmente preservado. La presencia de varias especies emblemáticas da fe de ello: el esturión europeo, el salmón, la nutria, etc.
El río Dordogne es un espacio natural que forma parte de Natura 2000 y el conjunto de su cuenca hidrográfica ha sido declarado por la UNESCO como reserva de la biosfera. 

 

De Urval a Mauzac

Penetrando en el País de Bergerac, a la altura del pueblo de Urval, el Dordoña se ensancha y se vuelve más lánguido.
Entre Le Buisson-de-Cadouin y Lalinde, sus aguas claras han esculpido con paciencia la roca hasta formar magníficos meandros bordeados de acantilados: el de Limeuil y el de Trémolat.
A los pies del acantilado, el río ofrece refugio y comida a numerosas especies aladas, pues el lugar es tranquilo: pato, garza, milano, martín pescador, cisne, focha común, cormorán, zampullín, garceta, etc.
En Limeuil, declarado como uno de los pueblos más hermosos de Francia, el Dordoña se llena con las aguas del Vézère que, antes de llegar hasta ahí, también ha recorrido un buen trecho.
Aquí tenemos la amplia superficie de agua de Mauzac, donde el Dordoña choca contra una presa construida a principios del siglo XX.

En tiempos de la navegación interior... De Mauzac a Bergerac  

Del otro lado del puerto, una esclusa marca la entrada del canal lateral de la Dordogne. Construida a mediados del siglo XIX, esta obra, de unos quince kilómetros, permitía a las gabarras alcanzar Tuilières con total seguridad, evitando los temibles rápidos del Grand Thoret, la Gratusse y los Pesqueyroux, así como el legendario dragón “Coulobre”. 
Con la marea alta, subiendo y bajando, desfilaban los pesados cargamentos de madera, grano, papel, hierro y vinos producidos en la región, o de sal, azúcar y especias de origen lógicamente exótico, etc.
No obstante, unos pocos decenios después de su puesta en marcha, el ferrocarril reemplazó a la vía acuática, las elegantes embarcaciones dieron paso a los trenes y los gabarreros se hicieron ferroviarios...

El canal da fe de cómo fue el Dordoña de la navegación interior, gracias a una ruta de senderismo que, partiendo de Mauzac, visita la bastida de Lalinde, la cuenca de Port-de-Couze, el puerto y el puente-canal de Saint-Capraise-de-Lalinde, antes de llegar a la presa de Tuilières. Allí, gracias a una ingeniosa escalera de esclusas, el canal se unía al río. También se puede encontrar en él un sorprendente ascensor reservado a los peces migratorios, y un recorrido de interpretación que evoca la historia del canal y de las gabarras.

En el corazón del viñedo... De Bergerac a Port-Sainte-Foy

La historia de Bergerac es indisociable del Dordoña, pues, si bien la ciudad se ha desarrollado en torno a su castillo, hoy desaparecido, su corazón se situaba en el puerto (un corazón enorme que latía a gran velocidad al ritmo de los movimientos de las numerosas gabarras que en él atracaban). A dos pasos del puerto, las calles del centro histórico invitan a pasear entre las hermosas arquitecturas cargadas de historias.
Opte por dar un paseo en gabarra desde el hermoso puerto sobre el rio de dordogne, una manera muy agradable de tener otra perspectiva de la ciudad, desde el río.
En cuanto al camino de sirga, actualmente permite hacer excursiones por las orillas hasta la presa de Bergerac, y alcanzar posteriormente Prigonrieux siguiendo el sentido de la corriente.

A poca distancia, ubicado en el fondo del meandro del mismo nombre, el pueblo de Le Fleix da cobijo a otros testigos de la navegación interior; especialmente una cala y casas de entramado de madera, algunas de las cuales se construyeron con tablas y piezas de madera recuperadas al desmontar las gabarras…demasiado pesadas para remontar el río.

De un viñedo a otro… De Port-Sainte-Foy a Lamothe-Montravel

Frente a la bastida de Sainte-Foy-la-Grande, Port-Sainte-Foy da cobijo al museo del río y del vino del Dordogne, que narra la historia del río, el comercio de los vinos de Bergerac, en tiempos de las gabarras, y su exportación a Inglaterra y Holanda.
Después, el Dordogne sigue su camino a través de laderas cuadriculadas por las viñas, hasta Montcaret, donde se conservan los vestigios y los preciosos mosaicos de una villa galorromana.
Para llegar hasta la Torre de Montaigne, hay que abandonar el valle del Dordogne y seguir uno de sus afluentes, el Lidoire, que durante un tiempo fue una frontera entre las creencias protestante y católica. 

Camino al océano

Cada vez más ancho, el Dordogne adopta la forma de un gran río y baña los viñedos más famosos del mundo.
La influencia del océano aumenta cada vez más y, por capricho de las mareas, nos sorprenderemos con el espectáculo ofrecido por el macareo. Los más destacados deleitarán a los aficionados al deslizamiento.
En Libourne, es el Isle quien hace crecer el curso del Dordoña, y mucho. Más lejos, en la lengua de tierra de Ambès, tras un periplo de aproximadamente 500 km, el potente Dordogne se une por fin a las turbulentas aguas del Garona. Esta unión da origen al mayor estuario de Europa : el Gironda.